"El cielo es mejor que la tierra"
Fue la última frase que publicó junto con esta fotografía en sus redes sociales.
La activista por los derechos LGBT egipcia Sarah Hegazi se
suicidó en Canadá, país donde se había refugiado hace dos años, tras haber sido
encarcelada y torturada en Egipto, su país de origen.
"Intenté sobrevivir pero no lo logré", dejó
escrito en un papel.
En 2017 la joven activista había sido fotografiada en un
concierto mientras sostenía entre sus manos la representativa bandera arcoíris
del movimiento LGBT.
"A mi hermanos: traté de encontrar la redención y fallé, perdónenme.
A mi amigos: la experiencia fue muy dura y yo demasiado
débil para resistirla, perdónenme.
Al mundo: fuiste extremadamente cruel pero te perdono."
Egipto es un país donde se condena la homosexualidad ya que discrimina y castiga a quien es considerado promotor de acciones "inmorales".
Entre ellos a las personas de la Diversidad Sexual, que como
en muchos otros países islámicos sufren los prejuicios de la
sociedad, siendo algunas ocasiones detenidos y sometidos a prácticas humillantes, que los
organismos de derechos humanos consideran auténticas torturas.
Sarah, liberada en
enero de 2018, fue obligada a dejar el trabajo y luego también su país:
"La prisión me mató, me destruyó", había dicho la joven, afectada por
un fuerte estrés postraumático. ANSA
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